Después de Dios, siempre habrá alguien que te amará incondicionalmente: Tú
Mucho gusto, soy Eloísa Maestre Daza. Una colombiana que es íntima amiga de los retos y no teme volver a empezar. Si piensan que por ser actriz tengo la vida perfecta, siento desilusionarlos. Soy tan humana y vulnerable como ustedes. Las caídas me enseñan a levantarme con fuerza. Las lágrimas enjuagan mis miedos y me obsequian el don de la perseverancia. Creo ciegamente en Dios y me aferro a su mano para recorrer el camino.
Mi infancia fue vestida con los sonidos de la caja, la guacharaca y el acordeón. Perfumada con las caricias de mi madre y los consejos de mi padre. Embadurnada con el aroma de los palos de mango de mi bella Valledupar. Mimada con el privilegio de asistir al Festival Vallenato para deleitarme con el talento de mi gente. Bendecida con el placer de jugar a La peregrina con mis amigos en la arena mojada. Educada con los cuentos de Francisco El Hombre. Premiada con un corazón noble que nunca le abrió la puerta a la envidia y el resentimiento.
Cuando mi carrera actoral en Colombia se encontraba en su mejor momento, surgió la oportunidad de vivir en los Estados Unidos junto a un hombre maravilloso. No había mucho que pensar. La actriz podía retomar su camino en cualquier momento. La mujer necesitaba emprender ese viaje maravilloso de la vida en pareja para contemplar la vida desde otro ángulo. Fue una decisión sabia. No sólo aprendí a soltar para recibir. También me hice humilde para aceptar que el éxito era más que el abrazo caluroso de la fama. Dios no hacía nada al azar.
Nunca me ha interesado que las cosas sean fáciles. Al contrario. Mientras más difíciles sean, más emocionantes y enriquecedoras serán las experiencias que vivirás en el camino que debes recorrer para alcanzarlas. Puedes quedarte muy cómodo en la zona de confort o desapegarte de los éxitos del pasado para materializar nuevos sueños en el presente. Prefiero lo segundo. Cuando te permites creer que llegaste a la cima y dejas de tener ambiciones, la adulación y el ego te impiden ver el infinito universo de posibilidades que te ofrece la vida.
Mi máximo desafío en el presente es sentar en la misma mesa a la actriz y a la mujer para que puedan dialogar y llegar a un acuerdo. Ni dejas de tener sueños por ser esposa y madre ni debes renunciar a tus sueños por convertirte en esposa y madre. Hay que buscar el punto de equilibrio. Sacrificar tus ambiciones no te convierte en una mejor persona En la medida que eres feliz, harás feliz a otros y eso es lo que realmente importa.